Partiendo de la base que según la cultura y la región geográfica, este término puede coger diferentes connotaciones, podemos encontrar una serie de puntos comunes. El bienestar de nuestros perritos se sustenta sobre cuatro pilares básicos: el social, el cognitivo, el físico y el emocional. Vamos explicarte en qué consisten estos cuatro tipos de bienestar y cómo podemos garantizarlos para nuestros peludos.
El Bienestar social
Engloba las relaciones del perro tanto con nosotros, como con otros individuos y con el entorno. Por ejemplo, cuando saluda (o prefiere no hacerlo) a otros perros por la calle o cuando olfatea un arbusto cargado de información externa. Y, por supuesto, cuando se siente parte integrante y partícipe de su familia y no un objeto decorativo.
El Bienestar Cognitivo
Para Cultura Canina es claro que nuestros perritos tienen una serie de procesos mentales superiores, como la atención, la memoria, la capacidad de solución de problemas, entre otros.
En otras palabras, es aquello que le permite usar el coco, pensar y tomar decisiones. Ya sea elegir un itinerario de paseo, buscar y rebuscar en el campo, resolver un juguete rellenable o decidir cómo actuar ante cualquier situación dada.
En la creatividad de cada familia está la forma de ayudarles a estimular su aparato cognitivo por medio de juegos, actividades o replicando las clases del cole que les brindamos con mucho cariño.
El Bienestar Emocional:
Naturalmente, es aquello que tiene que ver con sus emociones, que es prácticamente todo. Este terreno comprende desde una educación clara y honesta, hasta respetar sus motivaciones o gestionar sus frustraciones. La estabilidad emocional es algo principal dentro del día día con nuestros perros, siempre debemos recompensar, prestar atención y premiar los momentos de calma de nuestros perros.
Por otro lado, comer es muy emocional, como también lo es jugar o presentar miedo ante un evento como una tormenta. Cuando hagamos algo con ellos, debemos prestar atención a si lo están disfrutando realmente.
Le recordamos que nuestros perros viven en el aquí tiene la hora, por lo tanto si en algún momento estamos observando a nuestros perritos ansiosos, miedosos o perturbados por las situaciones es importante hacerles entender a ellos que nuestra presencia puede ser un rescate emocional, lo que no es recomendable es interactuar con ellos directamente, ya que podemos estar reforzando sus miedos y por lo tanto incrementar la magnitud del problema.
El Bienestar Físico
La actividad cardiovascular en nuestros amados perritos es muy importante dentro del bienestar animal.
Debemos tener siempre presente que una caminata además de ser una práctica muy saludable, fortalece el vínculo. Igualmente debes tener siempre presente que sí realizas ejercicio de alto impacto, como correr, jugar pelota, jugar frisbee, acompañarlos en bicicleta, debes hacer un calentamiento y un estiramiento previo en los perritos para evitar cualquier tipo de lesión.
Una última recomendación tiene que ver con los días de sol, no es recomendable largas jornadas de ejercicio, puede llegar a generar un golpe de calor y esto es algo muy delicado para su salud y su vida
De las muchas definiciones que vamos a encontrar en cuanto a bienestar animal se refiere, la que más resuena con la reflexión que deseo plantear es la expuesta por Broom y Fraser (2015) “El bienestar de un individuo es: su estado con respecto a sus intentos por hacer frente a su entorno”. Entendiéndose por “hacer frente a su entorno” a tener control sobre su estabilidad física y mental (Broom and Johnson, 1993, 2019).
Por ello, el recordar que cada individuo percibe el mundo que lo rodea de manera distinta, nos hace enfatizar aún más el concepto de personalidad, que en las palabras de Wolf & Weissing (2012) es “diferencias inter-individuales en el comportamiento de un animal que son consistentes en el tiempo y/o a lo largo de contextos o situaciones distintas”. Una publicación muy interesante incluso lleva esto más allá, proponiendo que la personalidad es una de las variables trascendentales a considerar en la evaluación del bienestar animal (Ritcher & Hintze, 2018).
Este concepto nos invita a pensar que ningún animal (por más que sea miembro de la misma especie de la comunidad con la que convive) es igual que los otros y que cada uno tiene necesidades propias dependiendo de sus diferencias puntuales en su manera de enfrentar el ambiente que lo rodea.
Por ello, las instituciones encargadas de la regulación del bienestar animal a nivel nacional, no solo deberían generar políticas basadas en mejorar la infraestructura y el ambiente. Sino que, a través de la evaluación de protocolos (propios de la institución a acreditar) y reportes periódicos de parámetros medibles de bienestar animal, deberían ver los resultados de la modificación de los factores del medio donde los animales se desenvuelven.